Tener niños pequeños, jornada de verano y entradas gratis, me ha llevado al Teleférico de Madrid y fácil hace más de 20 años que no montaba.
Es curioso que ahora lo vendan como un medio de transporte ecológico, entiendo que cuando lo construyeron el cambio climático debía ser una palabra tabú, esto me enreda en dos ideas, una el cambio climático es como los aerolitos o perros asesinos (lo dejamos pendiente) y dos con qué objetivo construyeron el teleférico, aquí me inclino a pensar que era para que las parejas se magrearan con o sin carabina.
Al final y utilizando palabras de un amigo, “he de confesar” que me ha encantado volver a subirme, la entrada con esas ruedas gigantes (eso sí ya no tanto), las cabinas a las cuales yo recordaba había que subirse/bajarse corriendo (supongo que eran ordenes maternales), el recorrido en otra épocas eterno y por el cielo (ahora poco mas de 10 minutos y por encima de los arboles), saludar a las cabinas de enfrente (si tienen un niño de 2 años sabrán que se saluda desde el vendedor de la ONCE al guardia civil, ups) y por si fuera poco esta en Rosales.
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